lunes, 2 de marzo de 2015

MALAS ELECCIONES

Saber escoger bien es una virtud que no todo el mundo puede presumir de ella.  Una mala elección puede desencadenar una serie de sucesos que cambien radicalmente el transcurso de algún factor. Algo parecido le está sucediendo a Radamel Falcao. Dos malas elecciones, dos caminos incorrectos, y también bastante mala suerte han hecho que el colombiano lleve dos años en dique seco, sin aportar nada a los conjuntos que se hicieron  con sus servicios. El Tigre no supo escoger.
En el año 2013, Radamel Falcao se acababa de proclamar campeón de la Copa del Rey de España con un Atlético superlativo. Además, ese solo era el último éxito que cosechaba el equipo comandado por Simeone, tras ganar la Europa League y la Supercopa de Europa. Aun con el ilusionador proyecto que plasmaba el Atlético en el campo, Falcao decidió poner fin a su etapa colchonera ese verano. Fue su primera decisión. Sin embargo, no se puede criticar esta elección del delantero, pues parecía algo normal y podía entrar dentro de los planes del equipo madrileño que su gran estrella se marchara llenando así las arcas del club con el dinero por su fichaje. Quizás, el error de Radamel fue escoger el principado de Mónaco como su destino. Dio más importancia al dinero que al proyecto futbolístico, pues se marchaba a un equipo que acababa de ascender a la Ligue 1. Su elección fue muy criticada. Los colchoneros podían aceptar que el jugador se fuera a un club más potente para aumentar sus logros pero no entendieron que se marchase a un equipo no clasificado para Champions y en un liga mucho más débil que la española. La mala decisión se corroboró cuando, el Mónaco no pudo ganar ningún trofeo mientras el Atlético se hizo con la Liga española y llegó a la final de la Liga de Campeones. Primer error. Además de esto, tuvo la desgracia de caer lesionado de gravedad y perderse más de cinco meses de competición y el Mundial. Fue un año fatal para él.
Llegó el verano y media Europa se disputaba al astro colombiano. Parecía clara su salida de Mónaco, pero ya en setiembre el mercado bordeaba su cierre y Falcao aún seguía en el Principado. Sonó para el Real Madrid, pero en un movimiento a última hora, se marchó cedido (¿cedido?) al Manchester United. Equipo en el que Robin Van Persie y Wayne Rooney ocupaban la delantera. Segunda mala decisión. A parte de la fiera competencia que iba a encontrarse en Old Trafford, debía aceptar volverse a quedar fuera de competiciones europeas. Un año más. Esta extraña elección de Falcao le volvió a salir mal. Hoy, el Mónaco tiene pie y medio en cuartos de final tras demostrar que puede presumir de un sólido equipo, mientras tanto, Radamel sigue mayoritariamente desde el banquillo los partidos que juega su conjunto en la Premier, sin poder ni casi competir con Robin por la titularidad. Otro año más malgastado.
Parece claro que, ahora sí, este verano Falcao acabará en algún equipo importante y en el que será el nueve indiscutible, pues tiene clase para ello. Ahora, quizás sería mejor idea que su destino fuera escogido por otra persona que no sea él, por su propio beneficio.

Falcao tiene minutos en Manchester, sí. Pero no los que un nueve como él merece.

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