El Barcelona llega a este parón de las grandes ligas con
dudas sobretodo en defensa. Errores que cuestan goles, malas decisiones y
sobretodo problemas en la salida desde atrás están avasallando al club catalán.
En este artículo analizaremos la causa de los problemas en la salida de presión
de los azulgranas en este inicio de temporada.
Tras siete partidos
de liga y dos de Champions, el Barça ha encontrado diferentes rivales que han
salido a presionarle arriba. Realmente no es ninguna novedad respecto otras
temporadas, pero el Athletic, primer rival en Liga ya tenía la medida a la zaga
culé y usó una presión vista pocas veces antes contra el Barcelona: los de
Valverde se alinearon con un solo punta (Aduriz) y linea de tres detrás de él
(Sabin-Eraso-Susaeta), y en el momento que el Barça sacaba el balón desde atrás
aparecía un segundo punta, en este caso Eraso, para montar una primera linea de
presión de dos hombres. Aquí lo vemos.
Se puede observar la linea de dos marcada por el Athletic, que iguala fuerza con los centrales y dificulta el pase al MC, en este caso Busquets. La primera opción que jugó en este caso el Barça es la de buscar ayuda en el portero para conseguir superioridad y así poder desequilibrar este primer nivel. Esta es una opción complicada, pues no en todas las ocasiones el meta, en este caso Bravo, puede salir a ayudar en la creación. Vimos esta presión en otro partido en especial, frente al Bayer Leverkusen. Veamos la situación sin la ayuda del portero.
Se puede observar que con dos hombres presionando, los
centrales no pueden desequilibrar a sus rivales solos, aparecen laterales y el
MC, en este caso Rakitic, se tiene que acercar a recibir. Aun así, esta no es
una buena solución, porque el pase a Ivan sigue siendo muy arriesgado: recibe
de espaldas y rodeado de hasta cinco jugadores. La opción que entonces usa Luis
Enrique para mejorar la fluidez desde atrás es la siguiente: incrusta al
mediocentro, normalmente Busquets, entre los centrales para, primero, tener
gente con mejor control y toque del balón que los centrales, y segundo, no
necesitar al meta para conseguir superar en número a los rivales. Veamos esta
acción en los dos encuentros.
Parece haberse encontrado una solución factible. Obviamente,
con tres hombres en la zaga, los laterales tienen mucha más libertad y
adelantan metros, colocando así al equipo en un 3-4-3 que varia según se ataque
o se defienda. Sin embargo, esta modificación crea un desequilibrio en el
centro del campo: los interiores (Iniesta-Rakitic) deben retrasar sus
posiciones y colocarse a la altura del circulo central para suplir la posición
de Sergio, apoyo que no siempre llega o que simplemente llega tarde, obligando
al equipo a jugar pases arriesgados, que dan pie a errores y pérdidas de balón.
A parte, en el caso que se coloquen, los centrocampistas reciben normalmente de
espalda a la portería, y con los laterales a su misma altura, girarse y
proseguir la jugada es una maniobra complicada y arriesgada que también puede
comportar errores. Lo vemos en la siguiente imagen.
Se entiende claramente que al recibir un pase del central
(que vuelve a ser complicado porque cada delantero queda entre la linea de pase
de un central a un centrocampista), los interiores recibirán de espaldas, con
la presión de los hombres de la medular rival y con dificultades para girarse o
buscar un pase hacía delante.
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