sábado, 3 de enero de 2015

RENOVARSE O MORIR.

Dice la máxima que hay que renovarse o morir. Y normalmente, estos dichos suelen llevar la razón. El problema surge cuando uno no puede renovarse. ¿Eso significa que esta predestinado a morir? Yo no lo sé, pero a estas alturas del año que viene ya sabremos como le ha ido el Barça por este periplo de año y medio sin poder fichar, sin poder renovarse.
Pero bueno, si lo miramos bien, el Barça sí que puede renovarse. O más bien, renovar. A los segundos de que el TAS publicara el fallo sobre el caso culé los diarios se llenaban de posibles soluciones para soportar este duro castigo de la FIFA. Eran básicamente la cantera, recuperar a los cedidos, y renovar a los jugadores. Por suerte, en can Barça cantera nunca faltará. Chicos jóvenes que apuntan maneras y que de tanto en cuanto de uno de éstos te sale un titular indiscutible durante diez o doce años, un ídolo de la afición. Un Xavi, un Iniesta o un Messi. Por la parte de los cedidos, el Barça se encargó de no vender a las jóvenes perlas que aún les faltaba unos años de madurez para así poder recuperarlas más tarde. Pero llega la parte de las renovaciones y aparece la posición de lateral. aparece el contrato de Alves, Montoya y el desconocido Douglas, y es allí cuando el soci dice basta.
Dani Alves, que en verano parecía tener un pie y medio fuera de la plantilla blaugrana, se decía que Luis Enrique no lo quería y que se debía hacer caja con su traspaso, ahora mismo es el lateral derecho titular del equipo y, por lo visto, el único que cumple los requisitos para jugar. Montoya y Douglas quedan fuera de las convocatorias y suman solo minutos basura. Y lo peor de todo, es que Dani, el único lateral fiable, acaba contrato en 2015. ¿Como se ha podido llegar hasta allí? ¿Como un club como el Barça se encuentra en esta situación? Más allá de las bromas sobre el trabajo de Zubizarreta, ¿nadie, ni él ni Bartomeu, podían prever esta situación? 
Ayer mismo, Alves llegó a Barcelona y se vio quien tenía la sartén cogida por el mango. El lateral que fue el centro de las críticas el año pasado de toda la grada, que fue pitado en su entrada del Gamper y que en verano parecía que iba a ser traspasado, ahora es la única solución para el club. Cualquiera con dos dedos de frente, sabiendo el panorama que le venía el Barça podía ver que esto pasaría, y como mínimo, intentar solucionarlo. Todo esto solo se puede catalogar de negligencia de la directiva. Y cuando alguien comete un error, tiene que pagarlo. Alguien tiene que dimitir.
Si ya es grave el error administrativo que supuso el castigo de la FIFA, el cuál encuentro totalmente desmedido y exagerado ya que se está penalizando a un ejemplo a seguir como es la Masia, ¿qué se puede decir del tema lateral? Y ahora, la directiva, en vez de ponerse manos a la obra a renovar a Dani, seguirá quejándose sobre el trato que recibe por parte de la FIFA y yendo al Tribunal Suizo a recurrir. Hombre por favor, es el colmo, ya. El soci está descontento, reclama dimisiones en una directiva que no fue escogida electoralmente. Reclama elecciones. Una cosa es pasar un año en blanco y otra muy diferente es hacer el ridículo que está haciendo Bartomeu y Zubi, y por consecuente, el club. Hasta aquí hemos llegado.
Ahora lo que queda es esperar a que ofrezcan la renovación a Dani, y éste, pensando en el culé, la acepte. Y que todos los barcelonistas den las gracias al jugador, porque él no tiene ninguna culpa. La culpa es de la directiva, y ésta tiene que asumir los errores y afrontar unas nuevas elecciones. La parroquia culé ya no les quiere. Y al fin y al cabo, hay que renovarse, o morir.

Renovar a Alves, o que la directiva acepte sus errores.

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