jueves, 19 de marzo de 2015

UNO DE LOS NUESTROS: ALESSANDRO DEL PIERO

Cuando empecé a escribir esta sección, lo primero que hice fue una lista de posibles candidatos. Y el primer nombre que escribí fue el de Alessandro. Porque grandes goleadores hay muchos, pero jugadores como él se pueden contar con los dedos de la mano. Simplemente es el estandarte de uno de los mejores clubes de la historia. Desde 1993 en adelante, la Juventus de Turín solo tiene un único capitán: “il Capitano” Alessandro Del Piero.
‘Ale’ nació en el 1974 en Conegliano, Italia, y aunque su sueño era ser camionero para poder viajar fácilmente, aprendió a dominar el balón en el campo de la parroquia de su pueblo. Su primer club fue el AC Vendemiano, donde jugaba de portero, pero su hermano, futbolista también, le dijo que tenía la suficiente habilidad para ser jugador de campo así que se reubicó en la delantera. El tiempo le daría la razón al grande de los Del Piero. Llamó el interés de varios clubes de la zona, y firmó un contrato con el Calcio Padova, que competía en Serie B, y tras dar sus primeros pasos en los juveniles, con 16 años debutó profesionalmente en la segunda división italiana.
En 1993, con 19 años, sería fichado por la Juventus, que mostró un gran interés. Alex estaba completamente entusiasmado, pues desde chico había sido fan del equipo bianconero. Empezó jugando en el “primavera” de los turineses y pronto se erigió como líder de aquella plantilla. Durante su primer año alternó la rutina de los juveniles con el primer equipo, así que debutó en setiembre e incluso esa misma temporada se estrenó como goleador en Serie A. El siguiente año, Del Piero estaba listo para dar el salto al primer equipo, y aunque tenía una férrea competencia, la lesión de la superestrella Baggio, le dio muchos minutos esa temporada, en la cual ganó su primer “Scudetto”. En la 95/96, Lippi decidió vender a Baggio y colocar el número 10 a la espalda de Ale, decisión muy arriesgada pero que al final demostró que Del Piero estaba llamado a ser el líder nato de ese equipo. Con seis goles en su haber en Champions, ayudó a la Juve a volver a ser campeona de Europa once años después. Ganaron la final en los penales frente al Ajax, vestidos con la mítica malla azul estrellada. Los dos años siguientes fueron un tanto agridulces para Del Piero, pues el equipo ganó los dos Scudettos, obtuvo la Supercopa de Europa y la copa Intercontinental y  llegó a marcar 21 goles en la campaña 97/98, pero el conjunto bianconero se quedó a las puertas de la historia tras perder dos finales de Liga de Campeones consecutivas frente del Dortmund y el Madrid.

Un joven Del Piero alzandose con la Liga de Campeones del 96.

A partir de 1998, la Juve y Del Piero pasaron una época de sequía. No conseguirían ningún título y a parte, el italiano sufriría una grave lesión que le apartaría de los terrenos de juego ocho meses. A pesar de contar con grandes jugadores como Deschamps, Zidane, Davids o Henry y estar en manos de Ancelotti, la Juve pasó tres años sin conseguir ningún trofeo, y los números de Ale se vieron duramente resentidos. La vuelta de Lippi, la persona que confió en Alessandro, en 2001 le dio alas a la Juventus, y con la llegada de gente nueva como Pavel Nedved o David Trezeguet, con el que formó una dupla letal, volvieron a reinar en Italia ganando dos Scudettos consecutivos. La nota agria volvió a suceder en Europa, donde Pinturicchio perdió su tercera final de cuatro disputadas frente al gran Milan de su ex entrenador Carlo Ancelotti.

Alessandro compartió vestuario con auténticas leyendas: Baggio, Zidane, Henry, Nedved, Cannavaro, Ibrahimovic...
En 2004, el equipo volvió a sufrir un importante cambio, primero desde el banquillo: llegó Capello; y luego en el terreno de juego: la llegada del sueco Ibrahimovic restó muchos minutos a Alessandro, que tuvo que acabar adaptándose a un nuevo rol en el equipo. Ganaron la liga en 2005 y 2006, aunque sus problemas con Capello le impidió ser protagonista. A causa de eso, su convocatoria para el Mundial fue una duda hasta el final y, aunque sí que fue con la azzurra, no lo hizo de titular. En esa Copa Mundial, Del Piero y los italianos se alzaron con el trofeo derrotando en lospenaltis a Francia, de los cuales Alessandro marcó uno. Pero el momento mágico del Juventino en esa cita fue en semifinales, anotando un golazo que sentenciaba la eliminatoria frente Alemania y que dio la vuelta al mundo por su plasticidad. Del Piero, un enamorado de su país, había cumplido uno de sus sueños.

Pinutricchio rozando la Copa Mundial. Formaba equipo con mitos italianos como Inzaghi, Pirlo, Totti, Gattusso...












Pero la vuelta a la rutina bianconera fue terrible. Después de la cita mundial, se destapó el escándalo de la compra de partidos llevada a cabo por Moggi, directivo de la Juventus, llamada vulgarmente “calciopoli” y los bianconeris fueron expropiados de sus dos últimos títulos ligueros y relegados a la Serie B con 17 puntos menos. El duro castigo hizo que todas las estrellas abandonaran el equipo; pues solo siguieron Alex, Nedved, Buffon, Trezeguet y Camoranesi, auténticos mitos desde entonces de la historia del club.  Aun la dura sanción, el club consiguió ascender y en 2007 volvía a disputar la máxima competición italiana. La complicada situación hizo a la Juve plantearse un proyecto a largo plazo, y así empezar de cero. Sin embargo, ese mismo año ya volvió a clasificarse para Europa. El reencuentro con la competición en el viejo continente del equipo de las cebras se transformó en una de las últimas noches mágicas de Del Piero en Champions: salió ovacionado del Bernabéu tras marcar dos golazos a Casillas, y en la vuelta, lo volvió a hacer con un trallazo que se quedó grabado en la retina de los tifosis de Delle Alpi.

Nedved y Del Piero. Dos grandes amigos unidos por el amor hacia un club.

En su vuelta a la Serie A, siguió marcando y celebrándolo a su tradicional manera: con la lengua fuera.

La reconstrucción del equipo acabó con la llegada en 2011 de Conte, antiguo excompañero del cual Ale había heredado el brazalete. Ese mismo año, Del Piero levantaría su último trofeo como capitán de los turineses: nueve años después de su última Serie A legal, la Juve volvía a reinar Italia. En ese punto, il Capitano decidió dejar entrar nuevos aires tanto en el equipo de su vida como en sus pulmones. El chico que de pequeño soñanaba con ser camionero para recorrer el mundo fichó a sus 38 años por el Sidney FC, donde disputó dos temporadas y se ganó el corazón de la afición australiana. Esta última temporada, Del Piero, a quien nunca se le acaba la cuerda, se trasladó a la India para jugar en el Dehli Dinamos con 40 años, donde parece que definitivamente pondrá punto y final a su carrera.

Del Piero volviendo a tocar el cielo vestido de bianconero.
Del Piero fue ese nueve y medio, ese punta que tiene demasiada clase guardada en sus botas que debe ser retrasado en su posición a lo largo que avanza su carrera, pero que a la vez tiene ese olfato de gol del que presumen tan pocos delanteros. Pero él fue algo más. Del Piero fue un hombre de club como de los que ya no hay. Del Piero fue y es la Juve. Esa espécie en extinción que parece que ya solo queda en nuestros recuerdos. Pinturicchio, como le apodaban, fue el jugador con más partidos y con más goles en la historia del club turinés. Un señor fuera del campo y una leyenda dentro de él. Por eso y por enseñarnos que es la lealtad hacia un club, ¡gracias Alessandro por ser uno de los nuestros! O como tu dirías, “uno di noi”.

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