Estos últimos días pasé
unas pequeñas vacaciones visitando la ciudad de Londres. A parte de visitar los
lugares más típicos de la capital inglesa tuve tiempo para poder asistir a un
partido del campeonato liguero de allí, la Premier League. Aunque había grandes
encuentros durante esta última jornada en la ciudad del Big Ben, fue realmente
imposible asistir ni al partidazo de White Hart Lane, uno de los maravillosos
derbis locales, ni a Upton Park, para presenciar la magia de la academia del futbol
contra el Manchester United. Asistí a un partido menos espectacular quizás por
el nombre de los dos equipos pero, aun así disfruté como un niño pequeño que
pisa por primera vez el estadio donde juega su equipo. En este post explicaré
como fue mi experiencia en Loftus Road, deleitándome con un apasionante Queens
Park Rangers - Southampton.
El partido se disputaba a la típica
hora anglosajona para este deporte: sábado a las 3 de la tarde. Así que después
de visitar por la mañana la emblemática zona de Portobello Market y comer algo
cerca de Nothing Hill Gate, nos dirigimos al metro más cercano para ponernos en
dirección White City, una de las dos paradas que te aproximan al campo.
Llegamos temprano, aún no había mucho ambiente en las cercanías así que
decidimos acercarnos al estadio para conocer la zona. A la vez que te acercabas
las calles iban tiñéndose paulatinamente de los colores del equipo local, azul
y blanco. La gente, sentada fuera del recinto, aprovechaba para comprar algo de
comida, desde el típico fish and chips
inglés hasta un perrito caliente. El ambiente era frío. Rozaría los 2 o 3
grados, un día nublado el cual lo acompañaba esa lluvia que no moja que ellos
llaman drizzle. Por suerte, poco
antes del partido, dejó de llover. Llegados al estadio, se ve la parte exterior de
la tribuna, unas grandes letras en blanco sobre todo el fondo azul eléctrico que
escriben Loftus Road Stadium. Un campo pequeño, con capacidad para 18.200
espectadores que se ve incrustado entre las amables casas de una zona
residencial.
Loftus Road. |
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Una de las fachadas del estadio. |
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La entrada principal al estadio. |
Visto que aún era temprano,
decidimos dar la vuelta al campo. Los goles y la otra tribuna quedaban
camuflados con los hogares que lo rodeaban y en ciertos momentos podías perder
de vista el campo. Al volver a llegar delante de la zona principal, acabamos
entrando por la puerta que nos tocaba.
Ya dentro, buscamos nuestros
asientos. En la llamada “family zone”, en un gol, cerca del córner izquierdo,
en la tercera fila. Pocos espectadores a falta de algo más de una hora para que
arrancara el choque. Investigando encontramos la razón. En cada entrada había
una especie de bar gigante, con varias pantallas ofreciendo el típico carrusel
de deportes y una barra donde los supportes
podían tomar la última cerveza antes de entrar al campo. Se agradecía estar
allí, así que tomamos una pinta para entrar en calor antes del partido. La
gente se aglomeraba en las pantallas, pendiente del derbi de Londres que se
disputaba en aquellos instantes. Cuando nos quisimos dar cuenta, el pub estaba
totalmente lleno. Acabada nuestra bebida, quisimos ir a nuestros asientos a
disfrutar del ya mejor ambiente.
Loftus Road a ras de césped. |
Los jugadores calentaban cerca de nosotros
ensayando tiros a portería, algunos de los cuales iban directos a nuestra zona
poniendo nuestra salud en riesgo. Pudimos observar de cerca las estrellas del
humilde QPR y sobre todo al ídolo de la afición: el carismático “paleta” Charlie
Austin. El campo se llenaba progresivamente y frente nuestro, en el otro gol,
la parte de arriba se teñía de rojo. Los aficionados del soton se colocaban en su zona, y la llenaban. Realmente me sorprendió
la cantidad de hinchas visitantes desplazados.
A falta de diez minutos, el estadio
estaba lleno. Era pequeño, pero no cabía ni un alfiler. Los hooligans más
radicales estaban colocados a nuestra izquierda, en la parte alta, ocupando una
esquina que parecía que hacía resonar sus cánticos más fuertes de lo que eran
incluso. Los jugadores saltaron al campo, la grada entera empezó a recitar
canciones de apoyo a los suyos y la sensación era que cada una de las gargantas
que nos rodeaban cantaba al son de los Rangers. El árbitro silbó, y los primeros minutos de
juego se convirtieron en un auténtico hervidero. Fueron quizás los que más
disfruté. En ese momento era cuando los hinchas animaron más y cuando el
ambiente era más espectacular.
Loftus Road durante el partido. |
Había varios detalles del partido
interesantes, futbolísticamente hablando.
El QPR, segundo por la cola, había sufrido la dimisión de su técnico esa
misma semana. Harry Redknapp había abandonado al equipo de forma extraña y
durante el partido, un técnico interino, Chris Ramsey, ocupaba su lugar. Jugaba
el polémico jugador Taraabt, que no había disputado muchos minutos durante la
temporada y que disfrutaba de su primera titularidad en liga.
Empezarían desde el banco jugadores como Zárate y Vargas.
El partido empezó con dominio
visitante y tuvo que ser detenido durante unos siete minutos por un golpe en la
cabeza que recibió el defensa del soton
Targett. La primera parte acabó sin goles, solo con un remate al poste tras un córner
para el Southampton y un tiro de Elia, delantero del mismo equipo, que salió
desviado tras una mala salida del portero Green.
La segunda parte el equipo local fue
a más y gracias al apoyo de su hinchada consiguió llegar con más peligro.
Taraabt dejó algunos detalles de calidad sobre el campo y algún chut peligroso,
pero fue substituido y renegado al banco en los primeros minutos de la segunda
parte por Zárate. Sorprendía que el QPR tuviera la iniciativa en el partido,
aunque se llevaban algún susto por parte de Mané y Wanyama, piezas claves para
Koeman. Pellé me decepcionó bastante, solo destacó en algún momento en su
función de boya, pero nunca dio muestras de peligro. Austin estuvo apagado, se
veía que tenía las ideas claras, que sabía qué debía hacer para marcar, pero no
le llegó ninguna pelota en buena posición y acabo su partido sin crear
ocasiones.
Zárate esperando una substitución para lanzar un córner. |
Con la entrada de Zárate los
Rangers tuvieron varias ocasiones que no supieron aprovechar. Se añadieron cuatro
minutos, cosa que animó a la grada pensando que podía llegar el gol que se les
estaba resistiendo. Pero por desgracia de los aficionados, fue totalmente al
revés y en el 93 un gran chut cruzado de Mané tiró por suelo todo el ánimo del
estadio. La afición abandonaba sus respectivos asientos. Ya en la última jugada
del partido, tras una serie de rechaces, el QPR consiguió igualar la contienda,
pero el linier lo anuló por un fuera de juego correctamente pitado, cosa que
hizo que la grada saltara sobre él con toda clase de insultos y recriminaciones
llenas de impotencia.
Finalizado el partido, nos
dispusimos a volver al centro y nos pusimos a andar entre la muchedumbre hacia
el metro. Una muchedumbre que aun con el decente partido de los suyos, llevaba
caras largas, pues empezaban a oler muy de cerca lo que podía ser volver a la
Championship. Frío día y más frío aun desenlace para los aficionados del QPR
que volvían a casa sobre las cinco viendo cómo se iba yendo la luz del día y
empezaba a llegar la noche, y entre ellos, estaba yo que, también medio
enfadado con la derrota podía asegurar que esa tarde quedaría grabada en mis
retinas durante mucho tiempo.
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