lunes, 27 de abril de 2015

SUEÑOS BIANCONEROS

Esta semana la Juventus puede proclamarse ya campeona, por cuarto año consecutivo, del Scudetto y así consolidar su dominio absoluto en la nueva era del calcio italiano. Ahora bien, ganar la liga doméstica parece no ser un reto para los juventinos; des de que se asentaran como los reyes de la Serie A, el sueño de los millones de aficionados bianconeris ha sido volver a reinar en Europa, y eso parecía alejarse a la vez que Conte lo hizo de Turín. La marcha de Antonio para dirigir a la azzurra parecía cerrar un ciclo de alegrías nacionales y tropiezos internacionales. La gran espina de Conte con las competiciones europeas fue su cruz, y su dimisión dejaba a la Juve sin su pie de apoyo.
El 1 de mayo del pasado año, el equipo turinés abandonaba la posiblidad de disputar la final de la Europa League en su propio estadio, en una competición en la que era el máximo favorito. El seco empate a cero podría haber sido la gota de colmó el vaso en el proyecto de Conte. A mediados de julio nos sorprendía su dimisión casi sin previo aviso, y la Juventus, que temía perder su hegemonía en la bella Italia, decidió dar las riendas del equipo a alguien con carácter continuista. Evito innovar para intentar sorprender en Europa entregando el mando a un entrenador ya con experiencia en la Serie A. Allegri era el escogido. Y la verdad, no levantó mucha pasión en los tifosi juventinos. A parte de haber pertenecido a un rival como el Milan, Massimiliano no había sembrado grandes temporadas en el club rossonero. Era un claro signo de decadencia para muchos. A parte, la marcha de Conte parecía ser la primera de muchas en el equipo, pues jugadores franquicia como Pogba o Vidal sonaban cada mañana en los tabloides de toda Europa como posibles refuerzos para otros clubs con más aspiraciones. La Juventus parecía empezar a oxidarse como se oxidaba todo el futbol que le rodea geográficamente.

Paul y Arturo sonaron como posibles refuerzos de media Europa en el verano pasado.
Sorprendentemente, no hubo ventas de estrellas y llegó setiembre con la plantilla casi como Conte la dejó. Ningún pilar más había caído y se habían incorporado hombres que podían cargar con responsabilidades como Evra y Morata. Y sí, aunque en Italia todo siguió igual de fácil, su trayecto europeo seguía el mismo ritmo que el del año pasado. La derrota frente al Olympiacos les dejaba sin margen de error. Salvaron la clasificación remontando in-extremis el partido de vuelta a los de Michel y llevando a cabo un "biscotto" frente al Atlético en la última jornada de la liguilla, con un triste empate a cero. Las esperanzas eran más bien escasas.
Allegri, mientras tanto, trabajaba en variar lo que fue una seña de éxito en la anterior etapa del club. Planeaba volver a la defensa de cuatro y olvidarse de los tres centrales que Conte puso como ley y que tan buenos resultados había dado. Discutido por prensa y afición, el técnico italiano fue implantando nuevas disposiciones paulatinamente.
Igual de lento que iba adaptando el equipo a un nuevo estilo, se iba cociendo el Scudetto. Ningún equipo en Italia podía parar a los de Allegri y ya desde el final de la primera vuelta se podía oler como acabaría la liga: tal como está a día de hoy. Pero la agradable sorpresa para los tifosi fue la gran eliminatoria que disputó su squadra frente el Dortmund. Superó con cierta facilidad un escollo que, aun el mal rendimiento de los de Klopp por entonces, se asemejaba un escalón demasiado alto para los italianos. Y no contentos con eso, y gracias a un afable sorteo, la Juve se ha plantado en semifinales tras eliminar al Mónaco con lo justo y necesario, jugando como un equipo italiano sabe jugar. A parte de eso, los diferentes ensamblajes que componían la plantilla empezaban a funcionar como maquinaria suiza: Tévez se ha mantenido como Cappo Canioneri casi toda la temporada y junto con la irrupción de Morata ha hecho que el ataque de la Juve haya mejorado notablemente; a parte, Allegri ahora puede jugar tanto con tres como con cuatro defensas según le convenga con el mismo rendimiento de sus hombres, se pudo ver en la eliminatoria frente al Mónaco.

Tévez y Allegri: dos piezas claves en la gran temporada juventina


¿Quien iba a decir que la Juve de Allegri superaría a la de Conte? Cuando todo eran señas de pesimismo y de retroceso a principios de temporada, a día de hoy la Juventus sueña con el triplete. Massimilliano ha sabido adaptar lo bueno de la filosofía del ahora seleccionador de Italia y juntarlo con nuevos aspectos que ha ido creando en su cabeza, de la cual antes nadie confiaba. Es verdad que son el cordero en la manada de lobos que aun sigue andando por Europa, y que con Pogba aún lesionado sus posibilidades de dar la sorpresa en el viejo continente se reducen mucho. Pero, si no pueden soñar hoy, ¿cuando lo harán? Pues aunque por ahora no se está observando, parece evidente que la dinámica en la que está entrando el futbol italiano acabara arrastrando a la Juve hacía la mediocridad y la alejará de las posiciones altas en los torneos internacionales, y al final, será inevitable que Pogba y demás acaben encontrando salida tarde o temprano. Hoy tienen la posibilidad de disputar una semifinal de Liga de Campeones, algo que no hacían des de 2003, y aunque sus armas se queden pequeñas frente a las de sus rivales, Barça, Bayern y Madrid deberán evitar relajarse frente un equipo que llega con los ojos puestos solo en la Champions y que ha hecho de la garra y la seguridad defensiva sus mejores virtudes. Un hueso duro de roer para los lobos y que a alguno se le puede atragantar.

Con el trabajo hecho, ha llegado el momento de soñar para la Juve.

lunes, 20 de abril de 2015

EL 29% DE MOURINHO

Yo, que siempre había defendido a mi amigo José, yo que siempre me puse de su parte en los debates sobre el resultadismo y que siempre rechacé la idea de que el juego de Mou era el antifutbol, ahora empiezo a ver las cosas con otra perspectiva. Un número tal como el 29 me ha hecho plantearme muchas cosas, por suerte solo cosas intrascendentes como el futbol.
Este 29% que se menciona en el título proviene de la posesión que tuvo el Chelsea en el último partido de PL ante el Manchester United. Los blues ganaron, eso sí, y con ello han certificado más si se podía el campeonato liguera de Inglaterra, pero... ¿puede un líder hacer tan grotesco papel en un encuentro disputado en su propio feudo?
Una parte de mí, la que estos últimos años me hablaba al oído cuando sonaban críticas a Mourinho me dice que sí, que "¿por qué no?", pues la posesión no gana partidos. Es más, después del choque preferiría haber sido hincha del Chelsea que no del United, al fin y al cabo, lo que a uno satisface es ganar trofeos, y eso se consigue con puntos, con victorias y no con buen juego. Es más, si me dan a elegir ser campeón de la Liga de Campeones o tener el juego más deslumbrante de Europa me quedo con lo primero sin lugar a duda. Y es que de hecho, jugar a defender solo acaba siendo una de los millones de tácticas que existen en este deporte, y es tan lícita como cualquier otra. Se zanja el tema pues, Mourinho hizo bien regalando el balón a un United que no supo marcar gol delante de un Chelsea que defendió de maravilla su arco.
Pero por otra parte, algo dentro de mí me dice que eso no está bien. Me lo dice aquel yo que vio el partido frente al PSG. Un París con diez fue capaz de acabar con un Chelsea que le perdonó la vida cuando los franceses estaban moribundos. Fuera de Europa amigo José, quisiste asegurar y "quien no arriesga no gana" dice el refrán. Así que, como entrenador de uno de los clubs más grandes del planeta y como futuro campeón de la Premier League, el sábado deberías haber jugado como un líder tan consolidado como tú juega, sin miedo a ningún equipo, sin regalarle la posesión, en definitiva, queriendo ser el mejor. Porque este fin de semana no pasó, pero no sería la primera vez que por intentar amarrar algo con lo justo acabas perdiendo todo. Sábado pasado te retrataste amigo: un club grande y ,es más, un entrenador como tú no puede dar esa imagen. Es algo que se te exige.
Al final, dándole vueltas me he dado cuenta de las diferencias entre estos dos egos, por decirlo de alguna manera. Mi primera yo defiende a Mourinho, o más bien le defendía antes. Le defendía cuando tenía que pelear una Liga contra el mejor Barça de la historia o cuando se enfrontaba a un arrollador Bayern con cuatro jugadores con más corazón que clase que vestían la camiseta del Inter. Lo defendía cuando el Oporto demostró al mundo que se puede ganar siendo pequeño. Pero eso ya no vale; amigo Mou, hoy por hoy tienes una de las mejores plantillas del mundo, y la mejor en tu campeonato nacional, y eso te obliga a salir a dominar todos los partidos. ¿Y sabes porqué? Porque puedes. Hay que cambiar el chip, José, porque es verdad que los títulos son los que prevalecen, pero cuando estos no llegan, lo que te salva es tu juego. Y cuando no lleguen, la gente se pondrá en tu contra y volverás a salir por la puerta de atrás como ya te ha pasado alguna vez. Avisado quedas. No queremos ver otro 29%.


Cuidado José, porque "el que no arriesga, no gana".

domingo, 12 de abril de 2015

COMO APROVECHAR EL SER MEDIOCRE

Marouane Fellaini no le debe gustar la música clásica. No tiene cara beber un té a las cinco aunque desde hace años viva en Inglaterra. Y yo, a Marouane, no me lo imagino vestido con un cuello alto al más puro estilo Guardiola y unas gafapasta en un concierto de algún grupo indie-folk en una pequeña sala hipster de Manchester. El amigo Fellaini tiene pinta de tipo duro, un "bad boy" digamos. Su indescriptible melena afro inimaginable en la cabeza de cualquier otro belga y sus pobladas cejas dejan entrever que a este buen hombre le gusta la cerveza, el buen whisky y el rock de los setenta. Aun así, ya saben que no se puede juzgar a nadie por su apariencia, y yo no lo haré más de lo que ya lo he hecho. Si hay que juzgar a Marouane es por su atípica forma de jugar al futbol.
En los tiempos que corren, donde se alaba el futbol de toque y cada vez más se crítica la vieja táctica del resultadismo, el belga del United vive en un mundo a parte, pues quizás él, personalmente, no es como parece, pero su futbol y su fisionomía encajan perfectamente. No le pidas que te devuelva una pared en un palmo de terreno, ni que te cruce el campo con un pase de sesenta metros con precisión milimétrica, tampoco le reclames que drible en la frontal y le de rosca al balón colocandolo lejos del portero. Eso no. Ahora,  si hay que irse a pelear por un melón que ha despejado tu central e intentar bajarlo al piso o rebentar una pelota muerta a diez metros del meta, tu hombre es Fellaini.
Al chaval a parte, le va el mambo. Le va el ataque. Sí, ya hemos visto jugadores de su envergadura y condiciones jugando de medio centro defensivo o de central haciendo de corta fuegos y corriendo arriba y abajo incansablemente, pero él decidió ser media punta. "¿Por qué no?" Pensaría. Llegó al United como último recurso tras los fracasos del club para traer a un organizador con clase, y Moyes le intentó vender a Old Trafford gato por liebre, o más bien toro por liebre si se permite el símil. La horrorosa temporada del ex-toffee asustó tanto a los aficionados de los Red Devils que lo quisieron enviar tan o más lejos que el mismo Moyes. Pero se quedó. Y se quedó en el banquillo. Porque un año más el ManU volvió a fichar a jugadores TOP para devolver al equipo a la lucha por el título. Y tras un inicio de temporada donde nadie quería verle ni acercarse al balón, los diablos rojos se vieron hundidos en la tabla y sin ningún tipo de esquema táctico claro.
A falta de resultados, Fellaini empezó a entrar en el equipo y ya no salió de ahí. Tiene mérito jugar en posición de ataque en un equipo con gente como Di María, Van Persie, Rooney o Falcao entre otros. De todos los magos que tiene el United, Van Gaal ha decidido dejar jugar de media punta al tipo alto con entrecejo y de tosco juego. Y si juega, es porque se lo ha ganado. El equipo está en una muy buen racha desde que Marouane juega por detrás del punta y el juego del equipo se ha adaptado a él. El chico no intenta jugar bonito ni dar espectáculo, él se centra en lo suyo: bajar balones, crear segundas jugadas, correr, chutar fuerte cuando tiene la ocasión y si hay que hacer un tackle, se arremanga los pantalones y se lanza por la pelota sin miedo.
Quizás Fellaini no sea una estrella del futbol, quizás no sea el mejor con el balón en los pies. Quizás su juego puede parecer hasta algo mediocre comparado con el de sus compañeros. Pero la realidad es que el que juega, y el que gana, en el United ahora es él. La cuestión es saber aprovechar el hecho de ser mediocre. Pues porque Fellaini posiblemente es el mejor jugador mediocre de todo el mundo actualmente y eso al fin y al cabo es ser el mejor en algo, aunque cada día se eché suavizante y acondicionador "rizos perfectos" mientras escucha Ed Sheeran después de depilarse el pecho.

Fellaini con cara de "mucho toque pero os he vuelto a salvar el culo".

martes, 7 de abril de 2015

FILIGRANAS PREMIER: JORNADA 31

EL CHELSEA SE HA ABURRIDO.
Hazard, Costa, Cesc, Oscar, Willian y compañía se han aburrido. Estamos a principios de abril y los blues ya se ven campeones casi sin resistencia de sus perseguidores. Este fin de semana, los de Mourinho ganaron con un gol de penalti y otro tras un error  de salida del Stoke. El equipo dominó la pelota pero no mostró su mejor cara como en los últimos partidos que ha jugado. Ganando al más puro estilo Mou, para que se entienda. Eliminados de la Champions y de la FA, con la Copa de la Liga bajo el brazo y con el Arsenal como mayor competidor (¿quien se lo iba a decira Mourinho antes de 2015?) a siete puntos con un partido más, el Chelsea se ha aburrido, y el domingo, nos aburrió a nosotros también.

LA LEY WENGER.
No creo que la conozcan, no la busquen en la Wikipedia tampoco. Pero es bastante parecida a la Ley de Murphy, que ya les sonará más. Pues bien esta ley dice, que si tu equipo ha de tener un mal partido, este será en el día más importante. Y así se cumplió para el amigo Arsene. El peor partido del año lo tiene en octavos de Champions. Y es que el año del Arsenal solo tiene una mancha: el partido contra el Mónaco que les dejó fuera de una competición en la que podrían haber dado alguna sorpresa, porque los gunners están en un gran momento de forma. Este fin de semana arrollaron al Liverpool y se han colocado segundos tras el pinchazo del City. En el norte de Londres se sueña con atrapar al Chelsea, objetivo que suena a utopía a siete jornadas para acabar la temporada. Esperemos que no tengan que volver a hablar de esta ley en la fase final de la copa como mínimo.

NO ES PAÍS PARA ESTRELLAS.
Una de las mejores ligas del mundo se está haciendo territorio hostil para las estrellas llegadas de fuera. Aunque más bien este fenómeno solo afecta al United. Falcao y Di María, dos superestrellas mundiales, son rechazados en el equipo como una camiseta azul cielo en Old Trafford, y el amigo Van Gaal parece que se ha cansado de intentar colocarlos y darles minutos. El United lleva "five-in-a-row" en Premier y en casi todos los partidos han destacado los mismos que estaban antes de verano: Fellaini, Rooney, Young, Carrick, Valencia, Mata... A excepción de Ander Herrera, que con su clase y su talento se está haciendo hueco en el once tipo del técnico holandés. Ojo a Manchester la semana que viene, porque los Red Devils pueden hundir al City que anda mal herido y en caída.

LA SONRISA DE KRUL.
Los aficionados del Newcastle anda algo moscas con su portero, el holandés Tim Krul que, tras recibir un golazo de Defoe justo antes del descanso, se acercaría para felicitar al jugador inglés en la entrada del vestuario con una leve sonrisa en la cara. Esto no ha sentado nada bien entre las urracas, pues aunque el guardameta neerlandés no pudo hacer nada en el gol, podría haber mostrado otro tipo de actitud en vez de esa relajada mueca de admiración. Pero lo que pasa es que en la zona media ciertos equipos ya están pensando en la temporada que viene, o simplemente en las vacaciones. El caso del West Ham, el Stoke, el propio Newcastle o hasta incluso el West Brom. Los cuatro conjuntos han palmado este fin de semana y, sin ya aspiraciones en la tabla, parecen desentenderse de estas últimas siete jornadas de liga. La competición queda un poco aguada para ellos, y de rebote, para el espectador.

A PELLEGRINI LE HACEN LAS MALETAS.
El chileno parece que va a cerrar su etapa en el City con un muy mal sabor de boca. Esta jornada perdieron contra un muy efectivo Palace y, aunque los citizens merecieron algo más, ya son muchos despistes que les han apartado definitivamente de la carrera para la liga. Acaban la jornada en cuarta posición y aunque lo más lógico parece que sea esperar al verano para empezar otro proyecto deportivo, una parte de los aficionados del equipo piden la cabeza de Pellegrini ya.  Así que parece que Manuel no tendrá ni que hacerse él mismo la maleta, se vuelve a ir de un equipo grande sin triunfar.

UNA FINAL EN MARTES.
Este martes el QPR y el Aston Villa van a jugar una auténtica final para salvar la categoria. Los de Sherwood y los de Ramsey deberánm adelantar el partido de la 33ª jornada a causa de los compromisos de los villanos en la FA, y se van a disputar tres puntos, que es lo que les separa, que pueden ser vitales en esta recta final. El Aston Villa, viene de palmar en Old Trafford, algo que se podía hasta permitir tras sus anteriores dos victorias, pero el QPR, que parecía tener solo la posiblidad de seguir cayendo en la tabla, sacó una importantísima victoria frente al West Brom que les hace volver a respirar y a soñar con otro año más en primera. Así pues este martes se disputan esos típicos tres puntos de los que todo el mundo se acuerda a finales de mayo.

LA LOCURA PARDEW.
Solo un simple detalle: Pardew, que lleva 21 puntos de 11 partidos con el Palace, y que ha sacado de la zona peligrosa a su equipo desde que llegó a la que un día fue su casa, ha reconocido que está visitando a un psicólogo para intentar evitar sus ya archiconocidos cruces de cables y aprender a controlar su temperamento. Buenas noticias, no solo para el Palace sino para todo el futbol inglés.


Wenger ya es segundo. Haters gonna hate.