Mañana hará una semana que se oficializó el divorcio de la que era una de las duplas con más nombre del mundo del motor. Fernando y Ferrari separaron caminos tras 5 años de un "quiero y no puedo" que se hizo insufrible. Aún así hay que reconocer que eran la pareja perfecta. No puedo pensar en otro equipo y en otro piloto que conjuntaran tan bien. Quizás era que a Fernando le quedaba bien el rojo y a Ferrari le beneficiaba el tener un piloto "mediterráneo".
Cuando el asturiano llegó a la Scuderia parecía firmar un contrato vitalicio con el primer cajón del podio y a la vez reservarse una plaza en la memoria de cualquier amante de la F1. Y aunque los primeros pasos fueron geniales, el Mundial se le resistió. Hasta dos veces vio como el trofeo se perdía entre la noche de Abu Dhabi. Y al final, lo que cuenta, acaba siendo quién es el campeón. Y Alonso no lo fue.
Es imposible negar que se esperaba mucho más de Ferrari. En 5 años no tuvo un coche competitivo y fue el español quien parecía obrar milagros colándose en los podios y llegando con vida al final del Mundial. Los italianos fallaron en muchos aspectos y Fernando siempre estuvo allí.
Pero aún así, siento una gran pena de que se separe esta unión. Me entristece saber que Fer y Ferrari no tocaron la cima, ni una vez. Recuerdo que cuando firmó, pensé que sería un matrimonio irrompible, lleno de éxitos y que veríamos a Alonso retirarse de rosso. Pero los buenos resultados nunca llegaron, y aunque se veía claro que el objetivo primordial de las dos partes era triunfar juntos, jueves pasado se rindieron, pues cuando el éxito no llega, la ilusión acaba por desvanecerse.
Personalmente, creo que Fernando ha escogido la opción correcta, aunque dolorosa, porque la conexión que mostró el equipo, los tifosi y Fer fue sin duda una de las más emocionantes de la historia de la F1. Por eso, aparte de agradecer al piloto, también quiero dar las gracias a Ferrari porque cuando estás en su bando ves el motor como una religión y acabas sintiéndote como uno de ellos, un tifosi de por vida.
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