jueves, 27 de noviembre de 2014

GAME OVER MARIO

Tal como el que juega a una recreativa, por pura diversión, la cosa está entretenida hasta que se te acaban las monedas. Hasta que se te acaba el crédito. Y hoy, Mario, mi amigo Mario Balotelli, estás jugando tu última moneda.
Casi lo primero que supimos de ti fue que tiraste la camiseta de tu equipo al suelo, con 20 años, en el Inter de Mou. No tardaste en ganarte la etiqueta de bad boy, queriendo llegar a la altura de Cantona, o de Gascoine, no lo sé. Y es que las cosas en el equipo neroazzurro no fueron bien. Normal, si contamos con que te declaraste tifosi del Milán jugando en el eterno rival. Quizás no fue la mejor carta de presentación. Buscaste suerte en Inglaterra, tu talento abrió puertas y llegaste al City donde preguntaste, nos pregustaste "Why always me?" y tu entrenador, que venía del mismo lugar de donde querías escapar, te respondió que tú eras el único que llegaste a las manos con él. Las escenas que montabas daban la vuelta al mundo superando la velocidad del sonido. En todos sitios ya te conocían, ya estabas en el club de los malos. Pero tu talento te salvaba y llegaste hasta la azzurra. Allí, en 2012, nos mostraste quién eras, barriendo tú solo a la poderosa Alemania y nos regalaste una postal con tus lágrimas tras perder en la final. 
Parecía que todo iba a arreglarse, que las turbulencias iban a acabar. Y para rematarlo, se interesó por ti el club de tu vida, el AC Milan. Llegaba tu hora. Te tenías que convertir en el líder del equipo rossonero, de un equipo que posiblemente no era el que admiraste cuando eras niño. Quedaba en un mediocre suspiro, un triste recuerdo del Milan que atemorizaba Europa. No eras y no fuiste el líder que necesitaba el equipo y el proyecto fracasó.
Y llegó el verano, y volviste a cambiar de equipo, ya a nadie le sorprendió. Tras tu gris paso por el Mundial, llegaste a Liverpool como un parche, un fichaje para crear una falsa ilusión a una afición que esperaba un león y recibió un perro que solo ladraba. Tu currículum, abrumado por la inestabilidad, no apetecía en el club Red. Casi te trataron como una sobra del mercado, la última oferta, la prenda de ropa con tara, con tu carácter como problema, que se vende y que no convence. Y esta vez tu talento no te salvó. La sombra alargada del último bota de oro te dejó en la penumbra, el equipo buscaba en ti un bote salvavidas para seguir ascendiendo y se encontró a un peso muerto que los hundió más. La gente ya no se cree la historia de que Balotelli cambiará. Hoy te encuentras en el decimocuarto equipo de la Premier, sin ningún gol en liga, triste y sin credenciales.
Pero no todo es culpa tuya. El Liverpool pasó un último curso inolvidable, que lleno de ilusión a los hooligans de la ciudad de los Beatles. Ahora todo es un recuerdo, que se difumina en un resbalón que tuvo el capitán, el sueño se fue al suelo a la vez que Gerrard. Y con la inevitable marcha de Suárez y la mala gestión del mercado, el equipo vuelve a recordar al conjunto mediocre que vagaba por la Premier sin rumbo y que cada vez se aleja más en el tiempo de un tal Rafa Benítez.
En conclusión, el crédito se acaba, la confianza desaparece y los resultados no se acercan a los deseados. Se acabó la partida. Game Over Mario. Y casi por arrastre, Game Over Liverpool. Solo me queda invocar a Anfield y a cuatro letras que más de un milagro han llevado a cabo ya: YNWA.
Se le está acabando el crédito a Mario.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

GRAZIE

Mañana hará una semana que se oficializó el divorcio de la que era una de las duplas con más nombre del mundo del motor. Fernando y Ferrari separaron caminos tras 5 años de un "quiero y no puedo" que se hizo insufrible. Aún así hay que reconocer que eran la pareja perfecta. No puedo pensar en otro equipo y en otro piloto que conjuntaran tan bien. Quizás era que a Fernando le quedaba bien el rojo y a Ferrari le beneficiaba el tener un piloto "mediterráneo".
Cuando el asturiano llegó a la Scuderia parecía firmar un contrato vitalicio con el primer cajón del podio y a la vez reservarse una plaza en la memoria de cualquier amante de la F1. Y aunque los primeros pasos fueron geniales, el Mundial se le resistió. Hasta dos veces vio como el trofeo se perdía entre la noche de Abu Dhabi. Y al final, lo que cuenta, acaba siendo quién es el campeón. Y Alonso no lo fue.
Es imposible negar que se esperaba mucho más de Ferrari. En 5 años no tuvo un coche competitivo y fue el español quien parecía obrar milagros colándose en los podios y llegando con vida al final del Mundial. Los italianos fallaron en muchos aspectos y Fernando siempre estuvo allí.
Pero aún así, siento una gran pena de que se separe esta unión. Me entristece saber que Fer y Ferrari no tocaron la cima, ni una vez. Recuerdo que cuando firmó, pensé que sería un matrimonio irrompible, lleno de éxitos y que veríamos a Alonso retirarse de rosso. Pero los buenos resultados nunca llegaron, y aunque se veía claro que el objetivo primordial de las dos partes era triunfar juntos, jueves pasado se rindieron, pues cuando el éxito no llega, la ilusión acaba por desvanecerse.
Personalmente, creo que Fernando ha escogido la opción correcta, aunque dolorosa, porque la conexión que mostró el equipo, los tifosi y Fer fue sin duda una de las más emocionantes de la historia de la F1. Por eso, aparte de agradecer al piloto, también quiero dar las gracias a Ferrari porque cuando estás en su bando ves el motor como una religión y acabas sintiéndote como uno de ellos, un tifosi de por vida.

#GrazieFernando #GrazieFerrari
Arrivederci Fer(rari)

martes, 4 de noviembre de 2014

ESTADOS DE ÁNIMO

"Uno de los candidatos a la Liga acaba de perder dos partidos consecutivos. Aunque la temporada empezó de forma estupenda, tras sufrir un patinazo contra un equipo en teoría asequible y otro en el derbi, el equipo ha entrado en una dinámica negativa y la prensa no ayuda. Se responsabiliza al entrenador. El equipo está partido, el centro del campo no carbura. Y para colmo, los jugadores que decidieron vender triunfan en sus nuevos equipos como nunca lo hicieron en el club, y los fichajes nuevos parece que no contentan a la afición. La gente empieza a dudar del proyecto deportivo y de la gestión del equipo. Los jugadores necesitan reaccionar o la temporada puede acabar como un fracaso."
Ustedes pensarán que me refiero, quién sino, al Barcelona. Pero, hagan este ejercicio: vuelvan arriba la mirada, olviden lo leído y relean el texto como si lo hicieran hace exactamente 52 días. El Madrid acaba de perder su segundo partido consecutivo en la liga frente el Atlético y el equipo siembra dudas. Muchas. Pero ahora, vuelvo al día que marca el calendario y pongo Deportes Cuatro (me gusta intentar aguantar diez minutos viéndolo) y acabo de ver que preguntaban si éste era el mejor Real Madrid de la historia. De la HISTORIA. Oigan, la historia es muy larga, que se acaban de cargar más de un siglo de fútbol en 52 días. Deportes Cuatro, calma.
Pero bueno dejando atrás los medios deportivos sensacionalistas (el 99%) y viendo cómo está la Liga de forma objetiva, hay que reconocer que el equipo blanco está en estado de gracia. Y quien no lo vea, que se vaya al Chiringuito a discutir. Eso, y que el Barça ha pasado por un bache. Perder dos partidos es un mal paso, no un desastre. La temporada pasada fue en desastre, no perder dos jornadas seguidas. Porque si fuera un desastre hoy no leería nada sobre un "Madrid que da miedo" o "el mejor Madrid de la historia". Pues, si los merengues también pasaron por esta situación hace menos de dos meses y hoy están como están quiere decir que perder dos partidos no es un desastre.
Que tampoco se entienda esto como una entrada que pronostica un Barça líder y sobresaliente dentro de dos meses. No. Vamos, que quizás de aquí a enero tenemos a Eusebio entrenando al primer equipo y la afición entera con un pañuelo en la mano mirando a Bartomeu. Que solo sirva para que nadie desespere. Ni que nadie dé nada por ganado. Porque igual que los blancos han sabido cambiar su dinámica, lo puede hacer el club culé. O no. O el Madrid puede perder otros tantos puntos estrepitosamente y al final no gana nada. O yo que sé. No me las voy a dar de adivino, o como mínimo no hasta que saque algún pleno al quince en la dichosa quiniela.
Que para lo único que sirva este post sea para darse cuenta que el fútbol es un estado de ánimo. Y que los estados de ánimo cambian, y más frecuentemente de lo que creemos. Al final, quien se lleva lo bueno en mayo es el equipo que más tiempo ha estado "feliz" durante la temporada. Así que no me hagan enfadar, señores de Deportes Cuatro, que hoy tengo que hacer otra quiniela y quiero llevarme aunque sea unas monedas.
Unos ganan, otros pierden. Estados de ánimo.