Ya ha pasado más de una década desde que Wenger y los
gunners no son campeones de esta maravillosa competición llamada Premier
League. Queda ya lejos, en nuestra memoria, aquel equipo invencible lleno de
jugones que reinó allá por 2004 en Inglaterra, y es que ya hace tiempo que eso
de “The Invincibles” suena más a película taquillera de algún superhéroe de
Marvel que a un equipo inglés de futbol, pues la liga ya no es lo que un día
fue, y resulta improbable pasar una temporada sin conocer el amargo gusto de la
derrota al menos, una vez.
Hace años que el Arsenal dejó de soñar con repetir esa increíble
hazaña, su objetivo se ha vuelto mucho más pragmático: llegar al final de
temporada en primera posición de la tabla. Y pasan las campañas y ya no solo
los aficionados gunners, sino todo aquél que siga con un mínimo de atención la
Premier se conoce la historia interminable de los londinenses: esas ilusiones
de inicio de curso, ese bajón a mitad de temporada, y el último arreón cuando
la gesta ya parece imposible. Cada año que pasa, Wenger repite su particular
día de la marmota con la particular plaga de lesiones, la típica eliminación en
Europa y algún resultado escandaloso que saca los colores al técnico francés y
que acaba con voces preguntado cuando se acabara su etapa en el club.
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Arsene Wenger durante su etapa, ha sido muchas veces cuestionado |
Lo que hace especial esta temporada no es una simple
casualidad, no. Lo que ha pasado este año en la Premier es una alineación de
planetas jamás vista para que el Arsenal se haga con su tan preciado trofeo: el
escalabroso año del Chelsea, la prolongada estancia de Van Gaal en Old Trafford
y la campaña irregular del City han dejado a los gunners como el único “grande”
(si es que se puede llamar así a algún equipo en Inglaterra hoy en día) con
opciones al título. De hecho, hace menos de 3 semanas, eran líderes por delante
incluso del fenómeno Leicester que hoy vuelve a ocupar la primera plaza, ya que
el bajón del que hablamos anteriormente ha tenido su efecto en tres partidos
sin conocer la victoria, incluso sin marcar ni un gol. Tras la victoria ante el
Bournemouth por 0-2, cerraron la sangría, pero dejaron escapar una posición
privilegiada, y ahora tendrán que afrontar la recta final de la campaña
teniendo cinco puntos de desventaja con el líder.
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El Arsenal chocó contra Foster en su encuentro contra el Southampton y dejó escapar dos puntos |
Visto esto, ¿por qué creer que el equipo puede acabar con su
historia interminable? Razones existen. Primero de todo, el Arsenal sigue en
una situación ventajosa respecto al actual big-four, del cual algunos ya no
optan ni a pelear por el trofeo, pero sobretodo es importante que se mantenga
por encima del Manchester City, rival con el que a priori debería pelearse el
título. Además, aunque se encuentra en tercera plaza, la experiencia de la
plantilla gunner en la pelean por el campeonato frente a los rivales que tiene
por delante les da cierta ventaja en finales ajustados, a parte del hecho de
que posiblemente sean los de Wenger
aquellos que lleguen con mejor forma física y banquillo a las jornadas
decisivas y que ganar en el Emirates siempre es más difícil que en White Hart
Lane o en el King Power Stadium.
Pero si por un motivo el Arsenal debe ser el máximo
aspirante a esta Premier es por la madurez que ha conseguido alcanzar Wenger en
su plantilla. El equipo ha dejado de ser un club puente hacia el éxito para los
jugadores para transformarse en el lugar donde grandes figuras vienen para
ganar, como claro ejemplo Alexis y Özil, piezas claves y fundamentales de este
Arsenal, que abandonaron clubes grandes y por los que la directiva hizo
importantes esfuerzos económicos para liderar al conjunto hacia la victoria, y
no como un escalón en su progreso personal como en los últimos años nos ha
tenido acostumbrado Arsene, que fichaba promesas para que años más tarde se
fugaran a clubes con más aspiraciones.
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Özil ha dejado atrás su irregularidad esta campaña |
Esta madurez de la que se habla debe ser el factor clave del
Arsenal de hoy, y con ella debe dar un
golpe sobre la mesa para demostrar que está preparado para ganar la Premier y
dejar atrás esta historia interminable del eterno aspirante al título que siempre
se queda en las puertas. Esta es la temporada del Arsenal, la temporada de
Wenger, y si la desaprovechan, puede ser que tengan que pasar muchos años para
otra alineación de planetas como la de hoy en día.
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