viernes, 19 de febrero de 2016

ME GUSTA EL FUTBOL Y NO VEO EL CHIRINGUITO

Me gusta el fútbol. Sí, ¿qué pasa? Soy ese tipo de persona. Tengo esa afición. Soy de esos que no pueden quedar una tarde de sábado porque juega su equipo, y no es una excusa, de los que en las comidas familiares coge el mando y pone el partido, aunque su tía le mire mal, de esos que les repatea que les pregunten a que hora es el partido de Champions de esta noche. A las 20:45, joder, lo sabe hasta el perro.
Cada uno tiene sus pasiones, ¿no? A ti te gusta el cine o la música y a mí me gusta el fútbol. Veintidós tíos detrás de un balón lo será para ti, igual que para mí lo tuyo puede acabar siendo 180 minutos de interminables cambios de planos. Pero como sé que no lo es, y aunque lo fuera puedo entender que sea de tu agrado y por tanto, como no soy un cavernícola lo respetaré. Porque, mira por donde no, no soy un borrego por el simple hecho de que me guste un deporte de masas.
No sé cómo surgió este gusto por el deporte rey la verdad, porque en mi casa tampoco son muy futboleros. He llegado a la conclusión que debe ser mitad por culpa de los videojuegos de fútbol y la otra mitad de Ronaldinho. Mi madre no se enfadaba conmigo cuando miraba partidos con diez años, tampoco parece tan malo este hobby, pues. A todo esto añádele que he vivido en una época que ser del Barcelona era más fácil que nunca estos últimos años, y al final, todo cae por su propio peso. Te enganchas.

¿Por qué si veo un partido tengo que oír "siempre con el puto fútbol"?

Porque sí, me gusta mucho el fútbol, pero, lo siento, yo no veo el Chiringuito. Existe gente así, aunque no os lo creáis. No porque me guste el balompié grito sin camiseta cuando mi equipo marca, ni me caen mal los merengues y los pericos ni me subo en la barra del bar de Koki y me bebo un cubata de un trago, simplemente lo disfruto. Te equivocas en pensar que todo aquel que tiene el plus liga y el plus fútbol se comporta como los colaboradores de Pedrerol el día en que su conjunto gana al eterno rival. No hagas pagar justos por pecadores. ¿A que tu amas el cine pero tu película favorita no es Torrente 5?¿A que aunque te apasiona la música no has ido a ningún concierto de J. Balvin en tu vida? No parece tan difícil de entender con estos ejemplos. Con el fútbol pasa lo mismo. Existe un fútbol culto. Lee, infórmate, búscalo porque existe y a mucha gente le gusta. Se puede disfrutar de un partido sin parecer un borrego, la gente lo hace.
Estoy harto de que cierta gente vea en todos los amantes de este deporte unos fanáticos radicales. Quítate esa idea de la cabeza y para de repetir los mismos clichés de "tendría que darles vergüenza con lo que cobran" o "con la que está cayendo y lo que han pagado por tal jugador" porque igual que el fútbol mueve cantidades astronómicas y vergonzosas, también lo hace el mismo cine o el mundo de la música, y como amante del balompié, déjame poner en duda que cualquier película o canción te sepa mejor a ti que a un futbolero que su equipo gane una copa o consiga un ascenso. Incluso te podría llegar a decir, que el fútbol es algo mucho más noble que la mayoría de tus pasiones.

Para de decirme que "el fútbol es una tontería"

Ahora sí, comparto que puede no gustarte, como no. Faltaría más. Vete al cine el día del Madrid - Barça y pasa la sección de deportes del diario rápidamente, porque entiendo, que tal como está el país ahora, si no te gusta el deporte rey tienes que acabar hasta los mismísimos de toda la porquería de información que se da el día a día sobre esto. Porquería la información, porque lo es, pero no el deporte en sí. Pero por favor, déjame disfrutar a mi del fútbol, no me mires como a un borrego cuando estoy con un partido y, sobretodo, no me vuelvas a decir más eso de "veintidós tíos detrás de un balón". Así no, tú.

lunes, 8 de febrero de 2016

LA HISTORIA INTERMINABLE

Ya ha pasado más de una década desde que Wenger y los gunners no son campeones de esta maravillosa competición llamada Premier League. Queda ya lejos, en nuestra memoria, aquel equipo invencible lleno de jugones que reinó allá por 2004 en Inglaterra, y es que ya hace tiempo que eso de “The Invincibles” suena más a película taquillera de algún superhéroe de Marvel que a un equipo inglés de futbol, pues la liga ya no es lo que un día fue, y resulta improbable pasar una temporada sin conocer el amargo gusto de la derrota al menos, una vez.
Hace años que el Arsenal dejó de soñar con repetir esa increíble hazaña, su objetivo se ha vuelto mucho más pragmático: llegar al final de temporada en primera posición de la tabla. Y pasan las campañas y ya no solo los aficionados gunners, sino todo aquél que siga con un mínimo de atención la Premier se conoce la historia interminable de los londinenses: esas ilusiones de inicio de curso, ese bajón a mitad de temporada, y el último arreón cuando la gesta ya parece imposible. Cada año que pasa, Wenger repite su particular día de la marmota con la particular plaga de lesiones, la típica eliminación en Europa y algún resultado escandaloso que saca los colores al técnico francés y que acaba con voces preguntado cuando se acabara su etapa en el club.

Arsene Wenger durante su etapa, ha sido muchas veces cuestionado

Lo que hace especial esta temporada no es una simple casualidad, no. Lo que ha pasado este año en la Premier es una alineación de planetas jamás vista para que el Arsenal se haga con su tan preciado trofeo: el escalabroso año del Chelsea, la prolongada estancia de Van Gaal en Old Trafford y la campaña irregular del City han dejado a los gunners como el único “grande” (si es que se puede llamar así a algún equipo en Inglaterra hoy en día) con opciones al título. De hecho, hace menos de 3 semanas, eran líderes por delante incluso del fenómeno Leicester que hoy vuelve a ocupar la primera plaza, ya que el bajón del que hablamos anteriormente ha tenido su efecto en tres partidos sin conocer la victoria, incluso sin marcar ni un gol. Tras la victoria ante el Bournemouth por 0-2, cerraron la sangría, pero dejaron escapar una posición privilegiada, y ahora tendrán que afrontar la recta final de la campaña teniendo cinco puntos de desventaja con el líder.

El Arsenal chocó contra Foster en su encuentro contra el Southampton y dejó escapar dos puntos

Visto esto, ¿por qué creer que el equipo puede acabar con su historia interminable? Razones existen. Primero de todo, el Arsenal sigue en una situación ventajosa respecto al actual big-four, del cual algunos ya no optan ni a pelear por el trofeo, pero sobretodo es importante que se mantenga por encima del Manchester City, rival con el que a priori debería pelearse el título. Además, aunque se encuentra en tercera plaza, la experiencia de la plantilla gunner en la pelean por el campeonato frente a los rivales que tiene por delante les da cierta ventaja en finales ajustados, a parte del hecho de que posiblemente sean los de Wenger  aquellos que lleguen con mejor forma física y banquillo a las jornadas decisivas y que ganar en el Emirates siempre es más difícil que en White Hart Lane o en el King Power Stadium.
Pero si por un motivo el Arsenal debe ser el máximo aspirante a esta Premier es por la madurez que ha conseguido alcanzar Wenger en su plantilla. El equipo ha dejado de ser un club puente hacia el éxito para los jugadores para transformarse en el lugar donde grandes figuras vienen para ganar, como claro ejemplo Alexis y Özil, piezas claves y fundamentales de este Arsenal, que abandonaron clubes grandes y por los que la directiva hizo importantes esfuerzos económicos para liderar al conjunto hacia la victoria, y no como un escalón en su progreso personal como en los últimos años nos ha tenido acostumbrado Arsene, que fichaba promesas para que años más tarde se fugaran a clubes con más aspiraciones.

Özil ha dejado atrás su irregularidad esta campaña


Esta madurez de la que se habla debe ser el factor clave del Arsenal de hoy,  y con ella debe dar un golpe sobre la mesa para demostrar que está preparado para ganar la Premier y dejar atrás esta historia interminable del eterno aspirante al título que siempre se queda en las puertas. Esta es la temporada del Arsenal, la temporada de Wenger, y si la desaprovechan, puede ser que tengan que pasar muchos años para otra alineación de planetas como la de hoy en día.