domingo, 29 de noviembre de 2015

EL EQUIPO DEL PUEBLO

De clubes pequeños y modestos el mundo está lleno. Cada uno con su historia, con su hazaña, con su momento de gloria en el recuerdo de sus hinchas, pocos pero auténticos. Pero sobretodos estos clubs destaca uno, igual de modesto, igual de combativo e igual de trabajador. Apodados 'los piratas de Alemania', los hinchas del mítico Sankt Pauli FC pueden lucir orgullosos en sus camisetas el escudo de uno de los clubs más peculiares del mundo.
¿Qué debe pasar para que un club sencillo, creado en 1910 en la ciudad portuaria de Hamburgo y siempre bajo la sombra del equipo de la ciudad, el HSV, y que suele vagar entre segunda y tercera, pase a ser un club de culto con millones de fans en todo el globo terráqueo? Todo tiene una respuesta, y esa respuesta se encuentra en los años 80, cuando el club decidió mudarse acercando su estadio al muelle de St. Pauli, en pleno centro nocturno de la ciudad. El barrio de Sankt Pauli es la zona más joven de la ciudad alemana, se trata de uno de los barrios rojos más famosos de toda Europa, donde destaca la calle de Reeperbahn, conocida como "la calle del pecado" por su cantidad de bares, discotecas, burdeles y demás. Además, el barrio tiene fama de artístico y callejero: famosas bandas del rock como The Beatles o The Who tocaron en sus inicios en los garitos más concurridos de la ciudad.
No hay sitio para la homofobia, el racismo, el sexismo ni el racismo
Solo cuenta el amor
La llegada del club a la zona más gamberra de Hamburgo hace que muchos jóvenes hinchas del HSV, cansados con la ideología de derechas que mostraban los ultras del equipo, decidan dejar de acudir al estadio del equipo grande de la ciudad para reunirse en las calles de St.Pauli, donde solían juntarse con sus colegas, a apoyar al equipo del barrio mucho más humilde. A partir de aquí empezó todo, pues por si no lo sabías aún, el St Pauli FC goza de la fama de club obrero, de izquierdas. Declarado abiertamente antifascista, antisexita y antiracista, fue el primer club de toda Europa en prohibir cualquier simbología fascista en su estadio, justo en una época donde abundaban los ultras nazis en el mundo del balompié. 
Su fama de club de izquierdas y antifascista hicieron que su popularidad aumentara entre la cultura punk de toda Europa y la gente empezara a ver algo diferente en ese equipo, en un momento donde en los bandos radicales del fútbol solo aparecía todo lo relacionado con el fascismo y la extrema derecha. Aparecieron los primeros grupos ultras del conjunto alemán y rápidamente se empezó a asociar la "Jolly Roger", bandera pirata con una calavera y dos huesos cruzados sobre un fondo negro, a la imagen del equipo y la grada empezó a llenarse de calaveras pasando a ser un símbolo no oficial pero reconocido en todo el mundo del club.
Hinchas del Sankt Pauli con la "Jolly Roger"
Su hinchada también es reconocida por su gran labor social, la cual suele realizar diferentes actividades como recogida de ropa o de comida para los más necesitados. Incluso, este último año arrancaron una importante campaña en Alemania a favor de los refugiados de la guerra de Síria, llegando a disputar un partido solidario frente al Borussia Dortmund para recaudar fondos.
Obviamente, el club también tiene detractores, y grandes rivales por toda la geografía alemana. A parte, claro está, de su intensa rivalidad con el Hamburgo, al cual no le consideran de la ciudad ya que su estadio cae en las afueras, el archienemigo del St. Pauli es un equipo alemán llamado Hansa Rostock, conocido por sus grupos radicales nazis y de ultraderechas. La rivalidad es tal que en todos los encuentros de estos dos equipos hay incidentes antes, durante y después del partido entre los ultras. Su enemistad llega a tal punto que en 2009, en un partido entre estos dos conjuntos que ganaría el St. Pauli 0-2, el delantero alemán de origen kurdo Deniz Naki, celebró haciendo gestos de cortar el cuello a la afición del Hansa y clavando una bandera de su equipo tras marcar un gol.
Deniz Naki conquistando el DKB Arena del Hansa Rostock en 2009

Equipos pequeños hay muchos, millones, pero pocos pueden decir que son equipos obreros, tan concienciados como lo es el St, Pauli, aunque sí que hay, como por ejemplo aquí en España sería el Rayo Vallecano o en Italia el Livorno. Pero solo hay un club que pueda decir que es, por méritos propios, el equipo del puebloy ese es el Sankt Pauli FC. Está temporada son serios candidatos a ascender a la Bundesliga, colocados en la zona alta de la tabla, así que quizás el año que viene los Piratas del Elba surquen los mares de la máxima categoría alemana, y con ellos sus millones de hinchas que se reparten por todo el mundo.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

BUEN ROLLO

Hay buen rollo en Can Barça. Todo son sonrisas, cachondeo y felicidad. Cuatro al Madrid y seis a la Roma, y con un juego sublime que ha vuelto a enamorar a Europa. Messi se recupera de su lesión, el tridente marca, Iniesta vuelve a ser un chaval, con alopecia, pero un chaval, Sergi Roberto ha cogido más confianza que la que tiene Ter Stegen en su juego de pies y seguro que el pobre Munir, que no marca ni al arco iris, se habrá encontrado 20€ en el bolsillo de alguna chaqueta antigua. Joder, que suerte y qué bien va todo en Barcelona, ¿no?
Pues sí, para que negarlo. "Momento dulce", que dice Luis Enrique. Su actitud es la correcta y no la de los medios catalanes. "El halago debilita" decía el asturiano después del partido del Bernabéu, y razón no le falta. Sino que le pregunten a Carletto tras el Mundialito de Clubs. En menos de seis meses del todo a la ¿nada? Y viceversa el Barça, que en Anoeta tocaba fondo cuestionando a Luis Enroque y dejando a Messi con un pie fuera del Barça a final de temporada. ¡Ah! Y la grada gritando "Bartu dimissió", cómo no. ¿Les suena de algo esta situación? Algo les viene con Benítez, Ronaldo y Florentino, ¿no? Todo lo que sea alagos por encima de la realidad, y la creación de expectativas demasiadas altas son negativas para el equipo
Y aquí estamos los culés, poniéndonos cachondos con cada virguería de la MSN, aplaudiendo a Lucho, y con el mismo presidente, esta vez electo, en el palco. Así que calma y pies en el suelo, señores, que en menos tiempo se ha perdido más. Que porque hoy veamos en línea ascendente al equipo, no quiere decir que sea así hasta junio,quizás esta recta vista desde lejos es una curva, y en esos momentos también habrá que estar con el equipo.
Justo el año pasado escribía tras el primer Clásico (3-1 para los merengues) una entrada hablando de lo mismo, pero al revés. Con un Barça en horas bajas y un Madrid imperial que avanzaba hacia su récord de 22 victorias seguidas. Ya saben como acaba la historia. El fútbol es solo un estado de ánimo, y uno no siempre está de buen rollo, ni siempre está enfadado.

Messi, Suárez, Piqué y el buen rollo

domingo, 8 de noviembre de 2015

DEPAY, EL PESO DEL 7

Hay camisetas que pesan más que las demás. Enfundárselas acarrea asumir una responsabilidad que no cualquier jugador puede soportar, y una de estas elásticas es el dorsal ‘7’ del Manchester United. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: Best, Cantona,  Beckham, Ronaldo. Con cuatro nombres se puede entender que cualquier aficionado con asiento en Stretford End espere del jugador que lleva ese número a la espalda algo más de lo habitual.
Pero desde que Cristiano abandonara los regazos de Sir Alex Ferguson rumbo a Madrid, no sin antes tocar el cielo futbolístico, allá por 2009, los red devils carecen de un ‘7’ con carisma. Parecía desvanecerse esa cadena de jugadores mágicos y de alumnos que heredan la responsabilidad de sus maestros ese mismo año. Owen, Valencia o Nani fueron efímeros jugadores que nunca tuvieron tal rol, ni tampoco se esperaba que lo hicieran. Así pues, la fiebre por tal hecho, desapareció dejando en mera anécdota aquella serie de nombres. Pero en 2014, la llegada de Ángel Di María a Old Trafford abrió otra vez los recuerdos de aquellas leyendas y creó una especial expectación poniéndole la etiqueta de salvador tras la desastrosa campaña con Moyes.

La leyenda del '7'


Todos sabemos cómo acabó. Di María no supo adaptarse al juego de la Premier y hoy en día se encuentra en las filas del PSG, pero ya antes que el fideo cambiara de aires, los mandamases de United se encargaron de fichar a la joven estrella holandesa del PSV, Memphis Depay. Al principio de temporada, como si fuera un simple deja-vú, el holandés se vistió con el siete y se volvieron a crear unas expectativas sobre la futura importancia del extremo oranje dentro del equipo y, realmente, Memphis supo demostrar en los primeros encuentros del curso de lo que era capaz. Casi igual que hizo Ángel un año antes, a inicio de temporada, Depay era un titular indiscutible y dejaba joyas mientras los aficionados se frotaban las manos divisando lo que podía ocurrir con el holandés en el equipo. Recuerden sino la fantástica noche europea en la previa de la Champions frente al Brujas con dos goles y una asistencia del nuevo ‘7’.
Pero tras varios partidos, el efecto Depay parecía desvanecerse a cada minuto que el United pasaba sobre el campo. Gestos de falta de actitud, inadaptación al juego, poca participación y sobretodo falta de gol. El mismo aficionado que fantaseaba con todo lo que le podía aportar tal jugador miraba escéptico el caminar desganado por el campo del que debía ser la pieza fundamental de su equipo, hecho aterrador al parecerse a lo que un año antes pasó con Di María. Además, la confianza de Van Gaal no es eterna ni mucho menos, y cuando las malas actuaciones aparecieron, el duro de Louis no tuvo piedad con su compatriota y empezó a sustituirlo por chavales jóvenes como Martial o Lingard.

Memphis con el número siete
A día de hoy, Depay ya no es ni titular. Este fin de semana ha acumulado ya el tercer partido sin salir en el once inicial, subordinado a un chaval de la cantera que a principios de temporada no apuntaba ni a tener minutos: Jesse Lingard. Posiblemente, y viendo la tendencia del rendimiento de Memphis, se puede acusar al club de realizar otro mal fichaje, uno de tantos. Pero realmente, el traspaso de Depay no fue una mala inversión, pues el chico tiene sin ningún tipo de dudas las cualidades para triunfar en el equipo y hacer historia, pero su lastrante actitud vista en los campos, hacen que el culpable de esta situación solo sea él.
Memphis Depay, de prometedora estrella y futuro líder del equipo, a un simple actor secundario que entra desde el banquillo como revolucionario, o simplemente ni eso. El peso del ‘7’ está hundiendo al holandés y Van Gaal está dejando de concederle ocasiones ¿Se avecina un nuevo fracaso como el de Di María? Es triste, pero eso parece, y más con la ideología de Louis, que ha demostrado durante la temporada pasada que no le importan los galones de los jugadores y que la titularidad es para aquellos que rinden.
Sábado, en el aburrido y paupérrimo partido del Manchester United frente al West Brom, el chaval Lingard abrió la lata con un gol que parecía haber estado diseñado para que Depay lo ejecutase, y gracias a él, los red devils volvieron a salir airosos de otro partido de juego bochornoso y lento. Van Gaal sigue teniendo mucha faena por delante para encontrar la tecla que haga del United un equipo arrollador, y si ve que Memphis no le puede ayudar a conseguirlo no dudará en dejarle sin minutos, y con Louis ya se sabe, muchas veces cuando desaprovechas tu oportunidad nunca la vuelves a tener. Quién sabe si la temporada que viene veremos a la chiquillada de Manchester vestida de rojo con el nombre de su nuevo ídolo ‘Lingard’ escrito encima de un majestuoso ‘7’ blanco.

Memphis Depay, desesperado