Bob Martinez ha pasado a ser un personaje
conocido en nuestro país desde que, en 2009, el Wigan Athletic le diera la oportunidad de dirigir al equipo en
la máxima categoría del futbol inglés y posteriormente, por llegar al banquillo
de un club tan mítico como es el Everton, equipo en el que milita actualmente. Lo
que mucha gente desconoce es como Robert, un
chico de Balaguer que amaba y practicaba el futbol, pasó a ser llamado Bob,
y con ello transformarse en historia viva del futbol inglés y en especial del Wigan, y todo esto, hecho de una forma
nada convencional.
Como ya he
dicho, Robert era un chaval que jugaba en el Balaguer y al cual le llegó la
oportunidad de dar el salto futbolístico en 1993, cuando el Zaragoza se interesó por sus servicios. Aunque fue así, Martinez
no dispuso de la confianza del técnico y jugó mayormente en el filial pudiendo
debutar solo unos minutos en Primera División el 20 de junio de ese mismo año, frente
al Atlético de Madrid. Cansado y frustrado por no ver futuro en el club maño,
decidió volver a su antiguo club, el Balaguer y seguir jugando a un nivel mucho menos profesional.
Pero en 1995
su vida cambió. Apareció casi de la nada un tal Dave Whelan, que era conocido por ser un exjugador del Blackburn
Rovers, entre otros, y que aparte, poseía una
cadena de supermercados en el Reino Unido con su mismo nombre. Ese mismo
año, Dave había adquirido también el Wigan Athletic, que militaba en cuarta
división inglesa. El empresario volcó muchos esfuerzos en el club y se interesó
mucho en el proyecto de los latics.
Pues bien, en un viaje de Dave a la península, queriendo promocionar su cadena
de supermercados, quiso dar un giro en
la filosofía de fichajes de su recién adquirido club y apostó por llevarse
a las islas británicas a tres jóvenes que habían compartido vestuario en aquel
Zaragoza B: Jesús Seba, Isidro Díaz y el
propio Robert. Los tres colegas aceptaron y se dispusieron a vivir aquella
experiencia como una nueva aventura.
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Un joven Martinez en su primer año en el Wigan |
Por aquel
entonces, el salto al futbol inglés para jugadores españoles era casi inaudito,
pues solo Nayim, de la cantera del
Barcelona y que en 1988 fue el primer español en jugar en la máxima categoría
del futbol inglés en el Tottenham,
se había atrevido a viajar a Inglaterra. Así pues, los tres jóvenes fueron
pioneros, en la que a día de hoy ya es imparable, globalización del futbol de este país. A parte, el caso se hace más
singular si pensamos el nivel tanto de los clubes como de los jugadores de los
que hablamos. Un auténtico hecho insólito para aquellos tiempos.
Martinez fue
el único de los que apodaron “los Three Amigos” que triunfaron en
el club, pues tanto Seba como Díaz, volvieron a su país natal dos años después.
El de Balaguer se hizo un hueco en el once inicial y ayudó al equipo en su camino hacia la Premier League,
objetivo que había marcado Whelan al inicio de su etapa. Se consolidó como uno
de los grandes ídolos de la afición siendo nombrado mejor jugador de la historia del club en una votación realizada en
2005 a los hinchas.
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Los Three Amigos con la copa que les acreditaba como campeones de la Third Division |
Bob colgaría las botas en el Chester City en
2007 para así la siguiente temporada iniciar su carrera como mánager en el
banquillo del propio Swansea, equipo al que siempre estuvo eternamente
agradecido. Entrenó al conjunto galés durante tres años en Premiership,
consiguiendo grandes resultados. Siempre fue valorado, tanto en su época de
corto jugando de mediocentro como desde el banquillo, por su buena concepción del futbol y su apuesta por el futbol combinativo.
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Los primeros partidos de Bob en el Wigan |
Sus grandes
resultados con los cisnes de Gales despertaron interés por las islas e hicieron que el mismo Whelan, el hombre que le trajo al Reino Unido, se interesara otra
vez en él y le ofreciera un asiento en un banquillo de primera. Robert se transformaría
así en el tercer entrenador español en
dirigir un equipo Premier. Pero quizás para entonces ya era más Bob que Robert. Tras salvar al club durante varios años
del descenso, su mayor logro llegó en 2013, al imponerse al Manchester City por
1-0 en la final de la FA Cup y así
conseguir el primer título importante de la historia del club. Martinez
devolvía de esta forma la confianza que un día puso sobre él Dave Whelan, y
aunque por desgracia no pudo evitar el
descenso del equipo cuatro días después, la afición de los latics siempre
tendrá un gran recuerdo de un hombre que ha acabado siendo leyenda dentro de la
institución.
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Bob y Whelan con la FA Cup |