lunes, 14 de septiembre de 2015

DE ROBERT A BOB

Bob Martinez ha pasado a ser un personaje conocido en nuestro país desde que, en 2009, el Wigan Athletic le diera la oportunidad de dirigir al equipo en la máxima categoría del futbol inglés y posteriormente, por llegar al banquillo de un club tan mítico como es el Everton, equipo en el que milita actualmente. Lo que mucha gente desconoce es como Robert, un chico de Balaguer que amaba y practicaba el futbol, pasó a ser llamado Bob, y con ello transformarse en historia viva del futbol inglés y en especial del Wigan, y todo esto, hecho de una forma nada convencional.
Como ya he dicho, Robert era un chaval que jugaba en el Balaguer y al cual le llegó la oportunidad de dar el salto futbolístico en 1993, cuando el Zaragoza se interesó por sus servicios. Aunque fue así, Martinez no dispuso de la confianza del técnico y jugó mayormente en el filial pudiendo debutar solo unos minutos en Primera División el 20 de junio de ese mismo año, frente al Atlético de Madrid. Cansado y frustrado por no ver futuro en el club maño, decidió volver a su antiguo club, el Balaguer y seguir jugando a un nivel mucho menos profesional.
Pero en 1995 su vida cambió. Apareció casi de la nada un tal Dave Whelan, que era conocido por ser un exjugador del Blackburn Rovers, entre otros, y que aparte, poseía una cadena de supermercados en el Reino Unido con su mismo nombre. Ese mismo año, Dave había adquirido también el Wigan Athletic, que militaba en cuarta división inglesa. El empresario volcó muchos esfuerzos en el club y se interesó mucho en el proyecto de los latics. Pues bien, en un viaje de Dave a la península, queriendo promocionar su cadena de supermercados, quiso dar un giro en la filosofía de fichajes de su recién adquirido club y apostó por llevarse a las islas británicas a tres jóvenes que habían compartido vestuario en aquel Zaragoza B: Jesús Seba, Isidro Díaz y el propio Robert. Los tres colegas aceptaron y se dispusieron a vivir aquella experiencia como una nueva aventura.

Un joven Martinez en su primer año en el Wigan
Por aquel entonces, el salto al futbol inglés para jugadores españoles era casi inaudito, pues solo Nayim, de la cantera del Barcelona y que en 1988 fue el primer español en jugar en la máxima categoría del futbol inglés en el Tottenham, se había atrevido a viajar a Inglaterra. Así pues, los tres jóvenes fueron pioneros, en la que a día de hoy ya es imparable, globalización del futbol de este país. A parte, el caso se hace más singular si pensamos el nivel tanto de los clubes como de los jugadores de los que hablamos. Un auténtico hecho insólito para aquellos tiempos. 
Martinez fue el único de los que apodaron “los Three Amigos” que triunfaron en el club, pues tanto Seba como Díaz, volvieron a su país natal dos años después. El de Balaguer se hizo un hueco en el once inicial y ayudó al equipo en su camino hacia la Premier League, objetivo que había marcado Whelan al inicio de su etapa. Se consolidó como uno de los grandes ídolos de la afición siendo nombrado mejor jugador de la historia del club en una votación realizada en 2005 a los hinchas.

Los Three Amigos con la copa que les acreditaba como campeones de la Third Division
En 2001, tras seis temporadas y un ascenso, Robert dejaría el club y se volvería un trotamundos en el Reino Unido, jugando en diferentes equipos de Inglaterra, Escocia y Gales. Disputó tres temporadas en el Swansea, salvando al club del descenso de categoría profesional e incluso llegando a ser capitán, demostrando así su carisma dentro y fuera del campo.
Bob colgaría las botas en el Chester City en 2007 para así la siguiente temporada iniciar su carrera como mánager en el banquillo del propio Swansea, equipo al que siempre estuvo eternamente agradecido. Entrenó al conjunto galés durante tres años en Premiership, consiguiendo grandes resultados. Siempre fue valorado, tanto en su época de corto jugando de mediocentro como desde el banquillo, por su buena concepción del futbol y su apuesta por el futbol combinativo.


Los primeros partidos de Bob en el Wigan
Sus grandes resultados con los cisnes de Gales despertaron interés por las islas e  hicieron que el mismo Whelan, el hombre que le trajo al Reino Unido, se interesara otra vez en él y le ofreciera un asiento en un banquillo de primera. Robert se transformaría así en el tercer entrenador español en dirigir un equipo Premier. Pero quizás para entonces ya era más Bob que Robert. Tras salvar al club durante varios años del descenso, su mayor logro llegó en 2013, al imponerse al Manchester City por 1-0 en la final de la FA Cup y así conseguir el primer título importante de la historia del club. Martinez devolvía de esta forma la confianza que un día puso sobre él Dave Whelan, y aunque por desgracia no pudo evitar el descenso del equipo cuatro días después, la afición de los latics siempre tendrá un gran recuerdo de un hombre que ha acabado siendo leyenda dentro de la institución.

Bob y Whelan con la FA Cup
Bob actualmente dirige al Everton, un mítico de la Premier, y se ha hecho un nombre en los banquillos aun su juventud, pues solo tiene 42 años. Así prosigue la historia de un hombre que migró a la cuna del futbol en busca de oportunidades y que hoy día es casi otro inglés más, aunque en su carné de identidad siga diciendo Robert.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

DE KLOPP A TUCHEL

Cuando te sientas delante de tu televisor a ver un partido difícilmente te puedes imaginar que acabarás enamorado del juego de un equipo. El 24 de Octubre de 2012 decidí ver un interesante Borussia Dortmund – Real Madrid. El Borussia, campeón de las dos últimas Bundesliga se enfrentaba al poderoso Madrid de Mourinho. Sobre el papel, como mínimo, interesante.
Los primeros recuerdos que tengo del equipo de la cuenca del Ruhr datan de 2002 cuando contaban en sus filas con dos cracks checos: el gigante Jan Koller y el actual jugador del Arsenal Thomás Rosicky, que eran los encargados de mover el equipo y de dar los últimos títulos al equipo antes de pasar por el purgatorio de estar en bancarrota y a punto de desaparecer.
Después de la tormenta viene la calma, si así podemos describir a Jürguen Klopp. Desde su llegada en 2008 al club teutón implantó su sistema de juego: directo, preciso y letal. Con jugadores de casa, fichajes de jugadores con nombres impronunciables y alguna que otra apuesta arriesgada creó un equipo campeón. Las dos Bundesliga ganadas al siempre temible Bayern son el mejor ejemplo de esto.
Pero volvamos a ese 24 de Octubre de 2012. Ese día vi la que considero una de las mejores exhibiciones de “futbol directo”, si así lo podemos llamar. Ese día descubrí por qué ese equipo había logrado esos títulos en años anteriores. Me gustaría resumirlo con una sola frase: “Aprovechamiento perfecto de los espacios”.
Juego directo, “a barraca”, buscando los espacios, las bandas. Carrileros jugando como extremos (la pareja de laterales Schmelzer-Piszczek era simplemente genial), centrales fuertes y contundentes al corte, Gündogan siendo el eje del equipo en defensa, en ataque y capaz de jugar “box to box” al puro estilo inglés, extremos con gran capacidad de desborde, el olfato goleador de Lewandoski y por último la magia de un joven Mario Götze. Sobre el papel los ingredientes de una receta prometedora. Sobre el campo un estilo de juego único: con cinco pases eran capaces de desmontar al temible equipo de Mourinho.
El resultado de ese partido: 2-1 (Lewandoski, Schmelzer / Ronaldo). Pero para los románticos, puedo asegurar que me habría enamorado igualmente del estilo de Klopp si hubiera acabado todo con un 0-3. Y fue por eso que no me perdí ningún partido más del equipo alemán en esa edición de la UCL.
Ese mismo equipo del que os hablo se plantó en la final de la Champions dejando en la cuneta al Shakhtar, Málaga (de un modo claramente épico, sino que se lo pregunten al central goleador de esa noche Felipe Santana) y al mismo Real Madrid.
Por todos es sabido la final la ganó el Bayern de Heynckes con un gol de Robben en el 89’ que le redimía de todas sus actuaciones de sus anteriores finales y partidos importantes.
Siendo el equipo de moda sufrieron en sus carnes la voracidad de los “grandes” del futbol europeo y fueron perdiendo muchos de esos cracks que les llevaron a rozar la orejona.
Esta temporada fue la última del ciclo de Klopp en Dortmund. Con un equipo lastrado por las lesiones, por las múltiples ventas y seguramente exprimido al máximo; Klopp llegó a su límite y decidió despedirse. Se acababa un ciclo ganador y de excelso juego, pero la directiva demostró una gran capacidad para encontrar un sustituto.
El nombre de Thomas Tuchel no parece a priori ilusionante para el público de fuera de Alemania. Pero este joven entrenador no solo comparte con Klopp el club donde se dio a conocer (1.FSV Mainz 05) y una trayectoria en él muy parecida. Por carácter, por estilo son entrenadores de un mismo perfil.
Llegados a este punto podemos entender que se generase ilusión entre los que llenan fin de semana tras fin de semana el Signal Iduna Park. Si a esto le sumamos las 8 victorias en 8 partidos oficiales, el balance de 30 goles a favor por 6 en contra, el liderato en la Bundesliga y el buen juego que están desarrollando; podemos comprender porque en Dortmund se vuelve a ver la luz al final del túnel.
Si me lo permiten yo seguiré esperando tranquilamente otro 24 de Octubre, porque este equipo también tiene unos buenos ingredientes en manos de un buen cocinero. ¿Llegará? Me aventuro a decir que si…
Danke Jürgen.

@joanmarcnq

LA AVARICIA ROMPIÓ EL TRATO

Si buscan varias entradas atrás en este blog, leerán una de cuando se abrió el mercado dando por hecho el traspaso de De Gea al Real Madrid, y ayer, 2 de setiembre, el portero español seguía perteneciendo al United. ¿Que les voy a contar sobre algo que ya se ha dicho todo? Pasaban los días de verano y tanto diarios como programas deportivos hablaban de ello como algo cerrado. Y hasta yo me lo creí a la hora de escribir el artículo antes mencionado. La cuestión es que hace un par de días se cerró el mercado y no se llegó a tiempo a certificar un acuerdo que ya estaba pactado. Y cuando el mercado se clausuró definitivamente simplemente empezó la búsqueda de culpables; responsables de este fracaso tan sonado entre dos clubes de tal nivel como son el Real Madrid y el Manchester United.
Se han buscado las causas de este estrepitoso fallo en las medidas burocráticas, en enviar papeles a las 23:59, en perder otros faxes o en problemas al inscribir la transacción, pero si hay que encontrar la raíz del problema, ésta se encuentra en la tardanza del inicio de las negociaciones. Llegados a este punto, encontramos como posible primer responsable al bueno de Van Gaal: el holandés, con su cara de pocos amigos, ha sido criticado durante todo el verano por no querer vender a David, algo que yo veo lógico. En su día dijo algo así como: "nosotros estamos comprando jugadores a precio de oro, y queremos vender los nuestros igual. David ha sido el mejor jugador del equipo en estos dos últimos años". Que le lluevan las críticas que quieran, pero Louis no dice nada descabellado.
El Real Madrid quiere fichar a De Gea, perfecto. De Gea quiere fichar por el Madrid, mejor aun. Pero ese no es motivo para que el Manchester REGALE a su portero. Un portero que se encuentra sin duda entre los cinco mejores del mundo como mínimo. Florentino se lo quiso llevar por 20 o 25 kilos y pretendía que el United aceptase la oferta viéndose acorralado por la posibilidad de que David se marchara al año siguiente de gratis, pero el equipo inglés no quiso aceptar la oferta, decisión totalmente legítima, defendiendo sus intereses. Entonces desde España se utilizó la figura del "ogro" Van Gaal como aquella persona que, a parte de no dejar jugar a De Gea, no lo dejaba marcharse.
Lo de no dejarle jugar puede levantar ciertas quejas sí, pero volvamos a lo mismo: el holandés se preocupaba por sus intereses. Y estos pasaban por la obligación de tener un plan de reserva para la posible marcha del internacional español. Quizás no fuera lo correcto, pero como mínimo razonable sí que lo es.
Conclusión: negociaciones bloqueadas. El Madrid esperó que la presión que ejerciera De Gea acabara con la paciencia del club y aceptaran la oferta. Al ver que no fue así, al final, se añadió a Keylor Navas en la operación. No sé si eso sucedió el mismo 31 de agosto o es que ese día el United aceptó negociar, la conclusión es que si De Gea no es hoy día jugador del Real Madrid es porque el club blanco no quiso. Porque Florentino sabía la solución, y la solución era poner más dinero. Si fue capaz de pagar 100 millones por Bale, ¿por qué no 40 por David? O 50, ¿que más da? Si está claro que el jugador vale ese precio, era el mejor portero posible para los blancos. En vez de esperar al último día para acusar a Woodward y compañía de que tardaron demasiado en aceptar la oferta, ¿por qué no el 15 de agosto puso más millones sobre la mesa y zanjaba el tema? Florentino, el Florentino que nosotros conocemos, pecó. Y pecó de tacaño. Adjetivo que hace tan siquiera un mes nos sonaba imposible atribuírselo.

De Gea se queda. Por ahora.