Aquél miércoles 3 de setiembre de 2003 se enfrontaron Barcelona y Sevilla en el Camp Nou, con la peculiaridad de ser el primer partido de la historia de la Liga española en disputarse por la madrugada. Este curioso hecho sucedió a causa del no entendimiento entre los dos clubes a la hora de programar el partido. El club catalán pidió al Sevilla que avanzara su partido del fin de semana anterior a sábado para así poder disputar el choque contra los culés en martes y que entonces, los jugadores internacionales del club de la ciudad condal, que tenían compromisos con sus selecciones dos días después, pudieran estar disponibles para Rikjaard. Los andaluces se negaron y, la única forma que encontró la junta del recién electo Joan Laporta fue colocar el encuentro ese mismo miércoles, pero a las 00:05 horas, dando así los dos días de descanso reglamentario a la plantilla sevillista y permitiendo a un grupo de internacionales blaugranas poder jugar.
Obviamente, el horario decidido no parecía nada atractivo para las televisiones y menos para los que pensaban ir al campo. El conjunto blaugrana solucionó ese problema con una táctica que sería usada en otras ocasiones posteriormente: se repartieron entre los asistentes vasos de gazpacho, la típica bebida andaluza, durante el encuentro de forma gratuita. Aunque al final ninguna cadena quiso emitir el partido, la respuesta de los socios fue realmente buena y se llegó a los 80.236 espectadores.
Futbolísticamente hablando, el Barça salió con Víctor Valdés bajo palos, Puyol, Márquez, Andersson y Óscar López en la zaga, Gerard, Xavi, Quaresma, Ronaldinho, Luis Enrique y Sergio García. Y es que aun con los cambios en los horarios, seguían faltando muchos jugadores de la plantilla, sobretodo notables las bajas de los holandeses De Boer, Reiziger, Overmars o Kluivert. Por su parte, el Sevilla alineó a Notario, Daniel Alves, Javi Navarro, Pablo Alfaro, David; Martí, Casquero, Gallardo, Baptista, Reyes y Darío Silva.
El conjunto andaluz dominó fácilmente a un Barça que todavía andaba buscando un estilo y con claras señales de falta ritmo. El gol sevillano llegaría de los pies de un joven Jose Antonio Reyes, de veinte años, que transformaría un claro penal. A partir de ahí, los culés irían a rastras de los visitantes, intentando crear juego pero sin conseguirlo, también a causa del gran número de canteranos que debutaban ese día.
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Luis Enrique y Javi Navarro en plena trifulca. |
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Gerard y Dario Silva luchando por un balón. |
El partido se calentó rápidamente. Curiosamente Ricardo Quaresma se las vería con un joven lateral brasileño también recién llegado a la Liga como él: en cierto momento del partido el portugués le propinaría un soberbio codazo a un tal Dani (por entonces Daniel) Alves, que se lanzaría al campo quejándose fogosamente y con razón de una acción que el árbitro no amonestó. Cosas del futbol, el estadio se lanzó sobre el jugador recriminándole su teatralidad. Más tarde se crearía otra curiosa trifulca entre el actual mister culé, Luis Enrique, y los dos centrales sevillanos, Pablo Alfaro y Javi Navarro, que acabaría con todos agarrándose del cuello y mirándose con ojos rabiosos. Paradójicamente, nadie sería expulsado esa madrugada.
Era el primer partido en el Camp Nou de Ronaldinho. Se veía en cada balón que tocaba que era un jugador especial aunque, posiblemente, ningún culé de allí se imaginaria cuanto de especial sería aquel chico para el club.
El momento del partido llegó en el 58', cuando tras un ataque del Sevilla, un Victor Valdés aun con melenas y que por entonces ya había disfrutado de la confianza de su antiguo entrenador, Van Gaal, trataría de coger por sorpresa a la zaga del Sevilla y sacaría con la mano hasta la posición de Ronnie, que se encontraba en el flanco izquierdo a la altura del centro del campo y con mucho terreno por delante. Tras recibir corrió dirección a la portería de Notario, regateando con sencillos gestos a dos hombres del Sevilla, levantó la cabeza a unos 30 metros del arco y endosó un zapatazo que tenía un rumbo tele-dirigido hacía la escuadra. Disparo durísimo, con folla seca, que a parte, golpeo violentamente en el larguero y se coló dentro de la meta de Notario. Locura. El brasileño salió corriendo hacia una grada que acababa de revivir, que no se creía lo que acababa de ver. Fue el sello de presentación del Gaucho a la que posteriomente sería SU afición.
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Bombazo de Ronnie. |
Ese Barça acabaría siendo campeón de Europa tres años después y de sus cenizas nacería el mejor equipo de la historia, el del sextete, el que aun nadie ha podido igualar. Quizás ese terremoto fue donde empezó todo, o allí, o en la sonrisa de Ronnie.